La televisión ha muerto porque nadie la ve. Ya no se necesita contar con un televisor para estar enterado de lo que ocurre en el mundo ni para ser parte de las más de 400 series originales que existen en la actualidad.  Dejando a un lado las páginas legítimas para ver series (Netflix, Hulu, Amazon Prime, Crackle, HGO Go), internet está inundado de posibilidades para ver series. Sin mencionar que los internautas están deseosos de seguirle el ritmo a cualquier serie nueva de cualquier país que estrena.

 

No hay forma legal de ver Skam y es una serie que merece ser pirateada. La creadora lo comprende y agradece el esfuerzo que se hace por este fenómeno mundial. Razón por la cual existen fans que se dedican a la traducción de los episodios. Una serie como ésta no forma parte de la televisión; inclusive en su propio país la forma de distribución de Skam era a través de internet a manera de clips que luego se consolidaban como un episodio. La propia cadena NRK entendió que los jóvenes no ven televisión. Al hacer una serie juvenil requerían llegar a su target de otra forma diferente. Lo mismo comprendió BBC Three al cambiar su canal completamente al internet. Así, creó un canal para jóvenes que tuvo que ir al lugar donde se encuentran los jóvenes (respuesta: no en el televisor).

 

 

El horario de la televisora dejó de ser influyente en la rutina de la audiencia. El internet y las plataformas llegaron para cambiarlo. Modificaron la imposición de tener que esperar a determinado momento del día para ver una serie.

 

Los canales nacionales no están comprendiendo la coyuntura que se vive y pretenden mantener su actitud arcaica frente a la nueva tendencia de ver cuando se quiere ver y al ritmo que se quiera ver.

 

¿Qué tienen una página web? ¡Y qué! No hay nada ahí.  Los canales requieren arriesgarse. Buscar y conseguir contenido que es desconocido (internacional) por su audiencia, generar co-producciones, invertir en nuevos géneros más allá de la novela, apostarle a producciones originales con proyección internacional y, sobre todo, crear contenidos transmedia.

 

No es posible seguir creyendo que la audiencia los necesita porque no es así. Ahora los televidentes (los serievidentes) tienen más opciones, más puertas que descubrir, mayor cantidad de opciones para ver series. Y estar al día se ha vuelto un escudo importante en las siempre cambiantes tendencias.

 

Tomemos por ejemplo Yahoo TV o Seeso. ¿No las conoces? Eso es porque fueron un fracaso. El problema está en que se piensa que la batalla se la libra en plataformas cuando es todo lo contrario: la verdadera lucha está en el contenido. Sin contenido una plataforma no es nada y no merece subscriptores.  Eso sucedió con estos dos ejemplos. La apuesta de NBC, Seeso, de crear una plataforma exclusiva de comedia simplemente no funcionó. En cambio, CBS All Access le está apostando a contenido. Tuvo éxito con The Good Fight (spin-off de The Good Wife) y está sobrepasando sus expectativas con Star Trek: Discovery. La intriga está en cómo le irá a Facebook ahora que incursionará en las series. ¿Valdrá la pena subscribirse? Serán ellos los encargados del remake de la sensacional Skam porque, al menos así parece, tienen claro que necesitan un éxito. Razón por la cual Netflix empezó con House Of Cards y a Hulu le tomó tiempo encontrar The Handmaid’s Tale (primera serie de una plataforma en ganar un Emmy). Tener ese algo que nadie más tiene que te diferencie es lo que marca la distancia entre los competidores y lo que atrae consumidores.

 

 

La reconstrucción de la televisión nacional inicia con la aceptación que la competencia es global no local. Que el televidente ha cambiado y sus hábitos de consumo son otros. Que ya no se puede pensar en horarios y targets para de acuerdo a ellos decidir qué programar sino que hay que girar hacia la simultaneidad de ánimos que se deben satisfacer televisivamente. Por eso se requiere que el televisor, que en paz descanse, comparta terreno con la plataforma, siempre y cuando aquella plataforma tenga una propuesta detrás. Es desde ahí que se puede iniciar el recorrido hacia la nueva era de la televisión mexicana.